El hombre al que Miles quieren Salvar, Morirá Hoy


Tres veces Troy Davis escapó a la sentencia de muerte que le impuso el sistema de justicia del estado de Georgia, en el sureste de Estados Unidos. Pero este miércoles debería ser su último día de vida, castigado por un crimen que asegura no cometió. El estadounidense de 42 años deberá ser ejecutado, como ordenó hace casi dos décadas un tribunal, por haber matado a un policía en una pelea callejera en Savannah, en 1989. Davis siempre defendió su inocencia. Nunca se encontró el arma de aquel delito. Pero varios testigos sirvieron para ponerlo en el sitio donde murió el oficial Marc McPhail y establecer su culpabilidad. Es uno de los muchos casos basados en "evidencias circunstanciales", que suelen ser muy cuestionados por expertos legales, sobre todo cuando involucran la pena de muerte. Y en este lo es mucho más, porque siete de aquellos nueve testigos se retractaron o cambiaron su opinión. Además, varios de los jurados que lo condenaron inicialmente también cambiaron de parecer y así lo han dicho públicamente. Sin embargo, la ejecución de Davis está pautada para las 7:00 pm (medianoche GMT) del miércoles 21 de septiembre, hora de Atlanta, cuando debe ser aplicada una inyección letal. Triple cita con la muerte Troy Davis Troy Davis deberá ser ejecutado la noche del miércoles Davis no ha contado con la suerte que tuvo en tres ocasiones anteriores, cuando el conteo final logró ser detenido en el último momento. 
Como el 17 de julio de 2007, cuando la Junta de Perdones y Libertad Condicional de Georgia ordenó la suspensión de la ejecución 24 horas antes de ser cumplida. O el 23 de septiembre del 2008, a dos horas apenas de recibir la inyección letal, cuando la Corte Suprema de Justicia de EE.UU. tomó la inusual decisión de ordenar que se revisara el caso. Y nuevamente, el 24 de octubre 2008, día una corte federal de apelaciones detuvo el cumplimiento de la sentencia que debió haberse llevado a cabo 48 horas después. Pero esta vez la Junta no aceptó los pedidos de clemencia. Los funcionarios de la prisión de Jackson, en las afueras de Atlanta, creen que la muerte de Davis es indetenible. El gobernador de Georgia no tiene, como sucede en otros estados, la potestad de parar la ejecución. Sus abogados también reconocen que ya no les queda margen de maniobra, salvo un milagro o una improbable intervención de la Casa Blanca. 

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